Conclusiones de los autores del estudio: la obesidad al comienzo de la adolescencia se asocia con la persistencia de síntomas de asma, por lo que la prevención y el tratamiento de la obesidad pueden disminuir la enfermedad y los gastos sanitarios.
Comentario de los revisores: los estudios informan de la relación entre asma y obesidad medida con el índice de masa corporal. En este estudio prospectivo de una población de adolescentes, los niños obesos a los 11 años tienen mayor incidencia y prevalencia de sibilancias a los 15 años. Queda por determinar si existe una relación de causa efecto, o si existe algún factor de riesgo común para ambas enfermedades.
González-Rodríguez MP, Velarde-Mayol C. La obesidad al inicio de la adolescencia aumenta el riesgo de padecer asma. Evid Pediatr. 2014;10:10.
Objetivo: investigar la relación de la obesidad al comienzo de la adolescencia con la prevalencia, incidencia y mantenimiento del asma.
Diseño: estudio de cohortes con seguimiento longitudinal prospectivo.
Emplazamiento: comunitario con seguimiento de los niños nacidos en Pelotas, una ciudad del sur de Brasil.
Población de estudio: niños entre 11 y 15 años nacidos en 1993. De los 5249 niños de la cohorte inicial, se siguieron 4201 (85,7%). Se evaluaron a los 10-11 años (año 2004) y a los 14-15 años (año 2008).
Evaluación del factor de riesgo: se midió el índice de masa corporal (IMC) y los pliegues cutáneos. Se consideró normal un IMC con Z-score de hasta +1 desviación estándar (DE), sobrepeso con Z-score mayor de 1 y hasta +2 DE y obesidad con Z-score mayor de +2 DE.
La variable “trayectoria de la obesidad” se definió con cuatro subgrupos: siempre obeso, nunca obeso, no obeso a los 11 años pero sí a los 15, obeso a los 11 años y no a los 15. Con el pliegue cutáneo se creó la variable “suma de pliegue cutáneo a los 11 años”, expresada en terciles, creándose cinco subgrupos: mantiene, aumenta o reduce el tercil, se mantiene en el tercil medio o superior. Se midieron las variables que podían actuar como factores de confusión.
Medición del resultado: la presencia de sibilancias se valoró con el cuestionario ISAAC (International Study of Asthma and Allergies in Childhood), validado en Brasil. Dos equipos independientes se encargaron de realizar la encuesta en el domicilio del paciente y los datos antropométricos en la consulta.
La prevalencia de sibilancias a los 11 y a los 15 años se analizó con la pregunta “en este último año, ¿desde qué mes has tenido sibilancias?", que se formuló a la madre en el año 2004 y al adolescente en 2008.
Para ver la trayectoria de las sibilancias se definieron tres resultados: prevalencia de sibilancias a los 15 años, incidencia de sibilancias (no a los 11 años y sí a los 15) y sibilancias persistentes en los dos periodos.
Los resultados se expresaron en proporciones con sus intervalos de confianza del 95% (IC 95%). Para asociarlas, la prueba de la Ji cuadrado con la prueba de la heterogeneidad y de tendencia lineal. Se realizó un análisis multivariante mediante regresión de Poisson para controlar las variables de confusión. Se fijó un nivel de significación de dos colas de p < 0,05.
Resultados principales: a los 11 años, el 20% tuvo sobrepeso, y el 10,7%, obesidad. A los 15 años, el 8,7% tenía obesidad.
La prevalencia de sibilancias a los 11 y a los 15 años fue, respectivamente, del 13,5% (IC 95% 12,5 a 14,5) y del 12,1% (IC 95% 11,1 a 13,1), p < 0,004. La incidencia de sibilancias fue del 8,7% (IC 95% 7,8 a 9,6), y la persistencia de sibilancias, del 33,4% (IC 95% 29,5 a 37,3).
Tras controlar los factores de confusión, en los que eran obesos a los 11 años, la prevalencia de sibilancias a los 15 años fue un 50% superior a la de los que no lo eran (riesgo relativo [RR] 1,53; IC 95% 1,14 a 2,05; p = 0,004), y el RR de sibilancias persistentes fue de 1,82 (IC 95% 1,30 a 2,54). A mayor tercil del pliegue cutáneo a los 11 años, mayor prevalencia de sibilancias a los 15 años (p = 0,011). La incidencia de sibilancias a los 15 años no se asoció con el peso ni con los pliegues cutáneos.
En niños obesos a los 11 años, el riesgo de sibilancias persistentes fue tres veces superior en comparación con los no obesos (RR 2,8; IC 95% 1,7 a 4,7), especialmente si seguían siendo obesos a los 15 años (RR 1,79; IC 95% 1,20 a 2,68).
Conclusiones: la obesidad en el inicio de la adolescencia se asocia con mayor prevalencia y persistencia de sibilancias a los 15 años. Los resultados fueron independientes de los factores de confusión.
Conflicto de intereses: no aportan información. Las organizaciones que lo financiaron no tuvieron influencia en la investigación.
Fuente de financiación: el estudio de cohortes está financiado por Wellcome Trust. La fase inicial la financiaron la Unión Europea y el Brazilian National Program for Centres of Excellence (PRONEX), el National Research Council (CNPq) y el Ministerio de Sanidad.
Justificación: la prevalencia de obesidad y asma ha aumentado en los últimos años. La obesidad se considera un factor de riesgo para padecer asma1. Sin embargo, son necesarios estudios longitudinales que, más allá de la asociación entre ambas enfermedades, puedan contribuir a conocer la dirección de esta asociación. Este estudio, con un seguimiento prospectivo de niños hasta la adolescencia, añade información acerca de la relación entre ambas enfermedades.
Validez o rigor científico: la cohorte está bien definida y es representativa de la población a la que pertenece. El estudio tiene un diseño adecuado, con seguimiento prolongado de una población de gran tamaño y pocas pérdidas. Se controlan las variables que pueden actuar como factores de confusión, y los resultados no parecen estar influenciados por los mismos, ya que la asociación fue incluso negativa. La valoración del asma por las sibilancias percibidas podría haber sobrestimado el diagnóstico de asma, aunque afectaría por igual a obesos que a no obesos. Para conocer si presentar sibilancias influye en el riesgo de obesidad, los autores realizan un análisis estratificado de la trayectoria del asma, observando que la presencia de sibilancias no incrementa el riesgo de obesidad.
Importancia clínica: la obesidad a los 11 años es un factor de riesgo para tener sibilancias a los 15 años. En los niños que fueron obesos a los 11 años, el riesgo de sibilancias a los 15 años se incrementó un 50% (RR 1,53; IC 95% 1,14 a 2,05), y el de seguir teniendo sibilancias a los 15 años (sibilancias persistentes), un 80% (RR 1,82; IC 95% 1,30 a 2,54). La fracción atribuible es de 0,26 y de 0,25, respectivamente, lo que significa que, en la población expuesta, el 26% de la prevalencia de sibilancias y el 25,7% de la persistencia de sibilancias se deben a la obesidad (Tabla 1).
Tabla 1. Distribución de los niños según la presencia de obesidad a los 11 años y la prevalencia de sibilancias a los 15 años Mostrar/ocultar
El riesgo de asma en relación con la obesidad es de 5 por cada 1000 niños (riesgo atribuible poblacional [RAP] 0,5 por cada 100 niños).
El porcentaje de riesgo atribuible en la población para el factor de riesgo obesidad es del 6% (fracción atribuible poblacional [FAP]). Es decir, controlando la obesidad, se podría evitar el 6% de las sibilancias a los 15 años o en 5 de cada 1000 niños.
Estos resultados concuerdan con otros estudios de cohortes realizados en niños más pequeños2 y analizados en Evidencias en Pediatría3. Una revisión sistemática reciente4 analiza la relación entre obesidad y asma de reciente comienzo en niños y adolescentes. Encuentran relación entre la obesidad y el diagnóstico de asma en los hombres, pero no en las mujeres. Sin embargo, aunque parece que existe una relación direccional entre ambos, no es posible determinar si se trata de una relación causal o si se debe a un factor de riesgo común a ambas enfermedades.
Aunque la FAP del 6% es baja, y el RR también, y puede no parecer una la prioridad en salud pública5, no hay que perder de vista que las intervenciones para prevenir la obesidad pueden ser coste-efectivas, ya que, además de la prevención de asma, pueden mejorar otros muchos problemas de salud.
Aplicación en la práctica clínica: con los estudios disponibles, es recomendable actuar en la prevención y el tratamiento de la obesidad en la infancia, que, aparte de los efectos beneficiosos en la salud, puede ser efectivo para reducir el riesgo de asma en la adolescencia.
Conflicto de intereses de los autores del comentario: no existe.
González-Rodríguez MP, Velarde-Mayol C. La obesidad al inicio de la adolescencia aumenta el riesgo de padecer asma. Evid Pediatr. 2014;10:10.
Los niños con obesidad tienen un aumento del riesgo de padecer asma. Sin embargo no se conoce si la obesidad en sí misma es la causa de que un niño tenga asma o se trata de otros factores que contribuyen a que se asocien ambas enfermedades.
Este estudio se realizó en 4201 niños nacidos en una ciudad al sur de Brasil en el año 1993. A la edad de 11 y 14-15 años se les midió el peso y la talla y se calculó el índice de masa corporal para diagnosticar si tenían obesidad.
Se les realizó una encuesta para conocer si tenían asma. A las familias se les preguntó si habían tenido sibilancias (ruidos en el pecho) en el último año y a los 11 y a los 15 años (para comprobar si las sibilancias eran persistentes).
Resultados: a la edad de 11 años el 10% de los niños eran obesos y a los 14 años el 9%. Tuvieron sibilancias a los 11 años el 13% y a los 15 años el 12%. Un tercio de los niños que tuvieron sibilancias a los 11 años, continuaron teniéndolas a los 15 años.
Si los niños eran obesos a los 11 años, a los 15 años tenían mayor riesgo de haber tenido sibilancias en el último año. Además la posibilidad de tener sibilancias de forma persistente fue tres veces superior que en el grupo de no obesos, sobre todo si seguían siendo obesos a los 15 años.
En resumen, los niños obesos al comienzo de la adolescencia tienen mayor riesgo de tener sibilancias a los 15 años. Por ello la prevención de la obesidad, aparte de los beneficios para la salud, puede contribuir a disminuir las sibilancias y el asma en los niños.
Limitaciones del estudio: con los estudios actuales no es posible establecer la relación que hay entre la obesidad y el desarrollo de sibilancias o asma. Pero ya hay numerosos estudios que encuentran que los niños obesos padecen sibilancias y asma con más frecuencia que los que no lo son.